Hola a todos!
Ahora estoy en Sofía, Bulgaria, pero antes de contar cómo van las cosas por estos soviéticos parajes, les cuento que tal estuvo la navidad griega.
Ese día era el ultimo día hábil que ibamos a tener en Atenas (acá el 26 es feriado, tb), así que aprovechamos para ir al museo nacional de arqueología, donde exiben esculturas griegas de los distintos períodos hitóricos.
Ese día andaba un poco preocupada...mal que mal era navidad, y pensaba que iba a ser el momento propicio para echar de menos, ponerme melancolica y frustrada por no estar en Chile. No habíamos hecho planes de hacer ningun tipo de ritual navideño ni nada...
En el hostal sólo quedaba gente de religiones no cristianas, así que nos pusimos de acuerdo con algunos para hacer algo. En mi pieza había un japonés muy perdido (no tenía idea que en navidad había nacido jesús, y eso que vivía hace 6 meses en Estados Unidos) y un israelí. Ambos muy simpáticos, en realidad. Junto con ellos, el Tomás y otro chico (norteamericano) fuimos a comer comida griega a un restaurant de verdad-llevabamos hasta entonces sobreviviendo con pan pita y yogurt y gyros. Después fuimos con otras personas del hostal a una misa ortodoxa griega, que duraba 5 horas! Yo fui la que más duré, y me quedé sólo 2 horas. La misa en verdad estuvo re bien...muy distinta a las católicas.
Era entera cantada, habían 3 altares, uno principal que estaba como escondido tras una pared (muy brigido, yo me di cuenta que existía cuando me iba retirando de la iglesia) y dos pequeños a los lados, donde algunos tipos cantaban todo el rato unas melodías medio orientales, siempre con ruidos guturales muy bajos, como pedales con notas disonantes. Extrañamente, eso me trajo mucha paz. Me sentí que estaba en el lugar correcto, en el momento correcto. Quise todo el mes pasado estar en mi casa en Chile, para la navidad, pero en verdad me siento agradecida de poder vivirla de un modo tan distinto y haber estado en paz.
Al día siguiente, el 25, me tenía que desperta ultra temprano, por que me pasaban a buscar a las 7.30 am para el ferri a las islas Ydra, Poros y Egina.
Se trataba de un barco relativamente grande, con 3 pisos: una terraza al aire libre, abajo una techada y más abajo un comedor con un escenario.
Me sentía tan bien! había mucho sol, el mar estaba muy bonito. Una familia canadiense me invitó a sentarme con ellos en la terraza techada (por que me vieron vagando sola por ahí....el Tomás no se unió a la aventura por las islas). Era un matrimonio con dos hijos con caras de adolescentes que odian el mundo. La conversación no estuvo muy fluida, y aunque el gesto estuvo lindo, me retiré pronto a la terraza de arriba, a gozar del Sol y de mi experiencia navideña.
Antes de llegar a la primera isla, hubo una clase de bailes griegos, a la que por supuesto asistí. Nada muy complicado, aproveché de cachar que habían varios latinoamericanos en el barco, y una familia colombiana se me acercó a invitarme a sentarme con ellos al almuerzo.
La primera isla, Ydra, es la que más me gustó. Tenía solo casas blancas y con ventanas azules, me recordaron mucho a mi casa de zapallar. Y gatos, muchos gatos.
Al almuerzo me fui a encontrar con esta familia: eran una pareja con sus dos hijas, como de 16 y 19 años. Habían ido a Francia a buscar a la hija menor, que estaba haciendo un intercambio de 6 meses, y luego paseaban por europa todos juntos. Creo que se sensibilizaron con mi causa de estudiante de intercambio, por que decidieron que me iban a adoptar como hija, me invitaron a estar con ellos.
En verdad fueron demasiado simpaticos, me hicieron sentir en cada momento en familia, cada vez que compraban por ejemplo una bebida o algo así a sus hijas me compraban a mi también. Además, el estilo del humor, las conversaciones, todo, me hacían sentir tan cómoda. Fue el regalo de navidad más inesperado, aunque suene mamón. Me encantó mi familia colmbiana. Incluso, d vuelta en Atenas me invitaron al Starbucks y me decían "tu pide lo que quieras, algo para comer y para tomar, como si estuvieras con tus papás". Hacía más de 4 meses que no tenía contacto familiar, y me dejó realmente sensible pero feliz. Es, creo, la muestra de cariño gratuito más grande que he recibido en mi viaje, y viene de latinoamerica!
Las otras islas eran más grandes; en la primera estuvimos muy poco tiempo, y en la segunda ya empezaba a oscurecer. En esta última isla me hayaba yo caminando hacia el bote (hacía frio, así que me puse la bufanda en la cabeza almás puro estilo vieja rusa), cuando se me acercan como 8 personas negras que estaban en el bote. Eran 4 parejas de sudáfrica que viajaban juntos, y eran muy jugosos, bailaban el cha cha chá, hacían brindis, bromas..en in, eran como el alma de la fiesta. Bueno, la cosa es que se me acercan todos muy ruidosamente, me dicen "kalimera! kebab efgraristó parakaló gyiros aristoteles!!!". Yo me río, los saludo en inglés, y los tipos revlucionadisimos. Decían "woooow!! hablas inglés!!!! que increíble!!! como aprendiste!" y ahí caché que me habían confundido con una griega! Les dije que estaba en su mismo barco y que era chilena. Se rieron mucho, me preguntaron si chile tenia democracia, si habíamos recuperado las malvinas, si usábamos curry y si los padres vendían a sus hijas a cambio de cabezas de ganado. Estaban medios confundidos, los tipos.
En el viaje de vuelta nos iban a hacer un show de bailes griegos, en los que hacían participar al público. Y esto fue lo más loco del día:
Era una pareja que bailaba (había también un "animador", que tocaba el piano y cantaba las canciones), y luego el hombre (que había sido el instructor de baile de la mañana) me dice a mí que me pare para una demostración. Por que no, dije yo.
Apenas me paro, me pregunta mi edad y cuando le digo que 22, en menos de un segundo la chica ya me había puesto un vasote de Ouzo (el licor tipico griego) en la mano. El tipo me dice que hagamos un brindis, y todo el barco aplaudiendo, y los sudafricanos gritando LAURA LAURA LAURA....yapo, hacemos salud y cuando me estoy tomando el vaso el tipo bailarín me empuja el codo, obligándome a tomarme casi todo altiro (el resto se cayó enmi bufanda y cara)! Y ahí ya todos revolucionados, gritando OPAAAA! y mi nombre...en fin. A mi aún me quedaba un poco de sentido del humor (pero me rehusé a un segundo vaso). A continuación, la chica pone un vaso de vidrio en el suelo y el bailarin se para encima y hace unas piruetas, luego me dice que es mi turno :S
Bueno, me paro en el vaso con una pata y me doy unas vueltas locas con un espiritu y coordinación que no se de donde me salieron (debe haber sido el Ouzo). El publico seguía aplaudiendo euforicamente, teníamos el medio show!
Después el tipo me preguntó si tenía pololo, a lo que respondí positivamente (si algo me ha enseñado este intercambio, es que hay que decir SIEMPRE que estás comprometida...puedes ser victima de italianos jotes en mala, si no). Y todos haciendo BUUUUUUUU, y el tipo bailarín me decía que como mi pololo estaba en Chile estaba bien, no se valía. Ahí el tipo del piano se pone a tocar una marcha nupcial, y el bailarín se saca una hilacha de la camisa y me la amarra en el dedo. Ahora soy tu esposo griego, me dice. Todo el publico aplaudiendo, a esas alturas ya todos sabían mi nombre. Así que tengo un esposo griego ahora.
Siguió el viaje, todos bailaron, el bailarin hizo volar por los aires a todas las señoritas, hizo hacer wopa a todo el mundo, etc etc etc.
A la vuelta, después de ir al Starbucks, mi familia colombiana me acompañó al hostal.
El día siguiente, el último en Atenas, estaba todo cerrado, llovía y además tuvimos que dejar el hostal a las 11 de la mañana. Fue un dia frio y aburrido =(, fuimos a un cerro que era como el san cristobal, pero desde la punta se veía Atenas (en vez de Santiago, duh). El paseo fue demasiado corto, y luego nos fuimos a sentar a almorzar a un retaurant de comida rápida griega, donde nos quedamos como 2 horas, cual viles mendigos.
Así mas menos transcurrió nuestra tarde, en la noche a las 11 partía nuestro tren desde la estación de Atenas a Sofía, Bulgaria. Compartíamos una cabina con 6 literas junto con dos parejas búlgaras que se fueron parloteando todo el camino.
Las literas sólo permitían estar en posición "acostado" todo el rato, asi que me pasé la mayor parte de las 15 hrs durmiendo. Aún así el viaje fue cansador, el tren Super soviético, y el hecho de compartir una cabina 15 horas con 6 personas hacía que el aire estuviera super pesado y maloliente.
El día siguiente, a las 3 y media de la tarde, después de que en el tren nos interrogara un policía que hablaba un idioma incomprensible (parece que quería ver nuetros pasajes y pasaporte, al menos eso le pasamos y nos dejó en paz), nos bajamos en la estación de Sofía. Comienza la aventura de europa del este.
Ahora estoy en Sofía, Bulgaria, pero antes de contar cómo van las cosas por estos soviéticos parajes, les cuento que tal estuvo la navidad griega.
Ese día era el ultimo día hábil que ibamos a tener en Atenas (acá el 26 es feriado, tb), así que aprovechamos para ir al museo nacional de arqueología, donde exiben esculturas griegas de los distintos períodos hitóricos.
Ese día andaba un poco preocupada...mal que mal era navidad, y pensaba que iba a ser el momento propicio para echar de menos, ponerme melancolica y frustrada por no estar en Chile. No habíamos hecho planes de hacer ningun tipo de ritual navideño ni nada...
En el hostal sólo quedaba gente de religiones no cristianas, así que nos pusimos de acuerdo con algunos para hacer algo. En mi pieza había un japonés muy perdido (no tenía idea que en navidad había nacido jesús, y eso que vivía hace 6 meses en Estados Unidos) y un israelí. Ambos muy simpáticos, en realidad. Junto con ellos, el Tomás y otro chico (norteamericano) fuimos a comer comida griega a un restaurant de verdad-llevabamos hasta entonces sobreviviendo con pan pita y yogurt y gyros. Después fuimos con otras personas del hostal a una misa ortodoxa griega, que duraba 5 horas! Yo fui la que más duré, y me quedé sólo 2 horas. La misa en verdad estuvo re bien...muy distinta a las católicas.
Era entera cantada, habían 3 altares, uno principal que estaba como escondido tras una pared (muy brigido, yo me di cuenta que existía cuando me iba retirando de la iglesia) y dos pequeños a los lados, donde algunos tipos cantaban todo el rato unas melodías medio orientales, siempre con ruidos guturales muy bajos, como pedales con notas disonantes. Extrañamente, eso me trajo mucha paz. Me sentí que estaba en el lugar correcto, en el momento correcto. Quise todo el mes pasado estar en mi casa en Chile, para la navidad, pero en verdad me siento agradecida de poder vivirla de un modo tan distinto y haber estado en paz.
Al día siguiente, el 25, me tenía que desperta ultra temprano, por que me pasaban a buscar a las 7.30 am para el ferri a las islas Ydra, Poros y Egina.
Se trataba de un barco relativamente grande, con 3 pisos: una terraza al aire libre, abajo una techada y más abajo un comedor con un escenario.
Me sentía tan bien! había mucho sol, el mar estaba muy bonito. Una familia canadiense me invitó a sentarme con ellos en la terraza techada (por que me vieron vagando sola por ahí....el Tomás no se unió a la aventura por las islas). Era un matrimonio con dos hijos con caras de adolescentes que odian el mundo. La conversación no estuvo muy fluida, y aunque el gesto estuvo lindo, me retiré pronto a la terraza de arriba, a gozar del Sol y de mi experiencia navideña.
Antes de llegar a la primera isla, hubo una clase de bailes griegos, a la que por supuesto asistí. Nada muy complicado, aproveché de cachar que habían varios latinoamericanos en el barco, y una familia colombiana se me acercó a invitarme a sentarme con ellos al almuerzo.
La primera isla, Ydra, es la que más me gustó. Tenía solo casas blancas y con ventanas azules, me recordaron mucho a mi casa de zapallar. Y gatos, muchos gatos.
Al almuerzo me fui a encontrar con esta familia: eran una pareja con sus dos hijas, como de 16 y 19 años. Habían ido a Francia a buscar a la hija menor, que estaba haciendo un intercambio de 6 meses, y luego paseaban por europa todos juntos. Creo que se sensibilizaron con mi causa de estudiante de intercambio, por que decidieron que me iban a adoptar como hija, me invitaron a estar con ellos.
En verdad fueron demasiado simpaticos, me hicieron sentir en cada momento en familia, cada vez que compraban por ejemplo una bebida o algo así a sus hijas me compraban a mi también. Además, el estilo del humor, las conversaciones, todo, me hacían sentir tan cómoda. Fue el regalo de navidad más inesperado, aunque suene mamón. Me encantó mi familia colmbiana. Incluso, d vuelta en Atenas me invitaron al Starbucks y me decían "tu pide lo que quieras, algo para comer y para tomar, como si estuvieras con tus papás". Hacía más de 4 meses que no tenía contacto familiar, y me dejó realmente sensible pero feliz. Es, creo, la muestra de cariño gratuito más grande que he recibido en mi viaje, y viene de latinoamerica!
Las otras islas eran más grandes; en la primera estuvimos muy poco tiempo, y en la segunda ya empezaba a oscurecer. En esta última isla me hayaba yo caminando hacia el bote (hacía frio, así que me puse la bufanda en la cabeza almás puro estilo vieja rusa), cuando se me acercan como 8 personas negras que estaban en el bote. Eran 4 parejas de sudáfrica que viajaban juntos, y eran muy jugosos, bailaban el cha cha chá, hacían brindis, bromas..en in, eran como el alma de la fiesta. Bueno, la cosa es que se me acercan todos muy ruidosamente, me dicen "kalimera! kebab efgraristó parakaló gyiros aristoteles!!!". Yo me río, los saludo en inglés, y los tipos revlucionadisimos. Decían "woooow!! hablas inglés!!!! que increíble!!! como aprendiste!" y ahí caché que me habían confundido con una griega! Les dije que estaba en su mismo barco y que era chilena. Se rieron mucho, me preguntaron si chile tenia democracia, si habíamos recuperado las malvinas, si usábamos curry y si los padres vendían a sus hijas a cambio de cabezas de ganado. Estaban medios confundidos, los tipos.
En el viaje de vuelta nos iban a hacer un show de bailes griegos, en los que hacían participar al público. Y esto fue lo más loco del día:
Era una pareja que bailaba (había también un "animador", que tocaba el piano y cantaba las canciones), y luego el hombre (que había sido el instructor de baile de la mañana) me dice a mí que me pare para una demostración. Por que no, dije yo.
Apenas me paro, me pregunta mi edad y cuando le digo que 22, en menos de un segundo la chica ya me había puesto un vasote de Ouzo (el licor tipico griego) en la mano. El tipo me dice que hagamos un brindis, y todo el barco aplaudiendo, y los sudafricanos gritando LAURA LAURA LAURA....yapo, hacemos salud y cuando me estoy tomando el vaso el tipo bailarín me empuja el codo, obligándome a tomarme casi todo altiro (el resto se cayó enmi bufanda y cara)! Y ahí ya todos revolucionados, gritando OPAAAA! y mi nombre...en fin. A mi aún me quedaba un poco de sentido del humor (pero me rehusé a un segundo vaso). A continuación, la chica pone un vaso de vidrio en el suelo y el bailarin se para encima y hace unas piruetas, luego me dice que es mi turno :S
Bueno, me paro en el vaso con una pata y me doy unas vueltas locas con un espiritu y coordinación que no se de donde me salieron (debe haber sido el Ouzo). El publico seguía aplaudiendo euforicamente, teníamos el medio show!
Después el tipo me preguntó si tenía pololo, a lo que respondí positivamente (si algo me ha enseñado este intercambio, es que hay que decir SIEMPRE que estás comprometida...puedes ser victima de italianos jotes en mala, si no). Y todos haciendo BUUUUUUUU, y el tipo bailarín me decía que como mi pololo estaba en Chile estaba bien, no se valía. Ahí el tipo del piano se pone a tocar una marcha nupcial, y el bailarín se saca una hilacha de la camisa y me la amarra en el dedo. Ahora soy tu esposo griego, me dice. Todo el publico aplaudiendo, a esas alturas ya todos sabían mi nombre. Así que tengo un esposo griego ahora.
Siguió el viaje, todos bailaron, el bailarin hizo volar por los aires a todas las señoritas, hizo hacer wopa a todo el mundo, etc etc etc.
A la vuelta, después de ir al Starbucks, mi familia colombiana me acompañó al hostal.
El día siguiente, el último en Atenas, estaba todo cerrado, llovía y además tuvimos que dejar el hostal a las 11 de la mañana. Fue un dia frio y aburrido =(, fuimos a un cerro que era como el san cristobal, pero desde la punta se veía Atenas (en vez de Santiago, duh). El paseo fue demasiado corto, y luego nos fuimos a sentar a almorzar a un retaurant de comida rápida griega, donde nos quedamos como 2 horas, cual viles mendigos.
Así mas menos transcurrió nuestra tarde, en la noche a las 11 partía nuestro tren desde la estación de Atenas a Sofía, Bulgaria. Compartíamos una cabina con 6 literas junto con dos parejas búlgaras que se fueron parloteando todo el camino.
Las literas sólo permitían estar en posición "acostado" todo el rato, asi que me pasé la mayor parte de las 15 hrs durmiendo. Aún así el viaje fue cansador, el tren Super soviético, y el hecho de compartir una cabina 15 horas con 6 personas hacía que el aire estuviera super pesado y maloliente.
El día siguiente, a las 3 y media de la tarde, después de que en el tren nos interrogara un policía que hablaba un idioma incomprensible (parece que quería ver nuetros pasajes y pasaporte, al menos eso le pasamos y nos dejó en paz), nos bajamos en la estación de Sofía. Comienza la aventura de europa del este.
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