lunes, 8 de diciembre de 2008

I AM-sterdam


Llegué ayer de Amsterdam, fui a visitar a mi amigo Tomás (con el que fui a Paris…y con quien voy a Grecia y Bulgaria), que hace allá su intercambio. La verdad es que después de la experiencia de Berlín, estuve asustada de no poder hacer ningún otro viaje, y sobretodo a tierras germánico eslavas sajonas etc.

Por suerte, unos días antes de irme me vino una epifanía tremenda, en la que recordé mis ansias de aventura y de “ahí vemos” que me tenían tan motivadas al comienzo de mi intercambio. No vino por ningún evento en particular, fue solo un “boost” de confianza que llegó de repente (es increíble como las cosas llegan cuando uno las necesita).

La cosa es que llegué a Holanda con una actitud de “ahí vemos que pasa”, sin muchas expectativas, por que un lado el Tomás ha estado diciendo que los holandeses son unos pesados, que Ámsterdam es la capital de la insensibilidad libre-mercadista, y por otro lado mi papá (y mucha gente) me daban las mejores referencias de esta ciudad.

Pero todo lo que tenía en la cabeza desapareció apenas me bajé del tren que me llevó desde el aeropuerto a la estación central: AMSTERDAM. Mató todas mis imágenes preconcebidas, es una cosa totalmente nueva. Es tan linda, tiene un aire tan genial!

Por supuesto, Tomás tenía para mi un programa más estructurado que malla universitaria….con los horarios de almuerzo, de despertada, etc. Así que, aunque a veces me estresaba un poco, puedo decir que estuve siempre entretenida con algo, y que me hicieron el mejor tour (conocí como en tres días la ciudad, los museos, las ferias y el shopping), incluso cuando nos saltamos un par de cosas, nos tomábamos más tiempo en despertarnos o en almorzar (creo que nunca he visto un itinerario de viaje que se cumpla al 100%...debe ser su esencia).

El primer día nos tocó un sacrosanto clima de mierda, apenas salimos del museo histórico de Ámsterdam, empezó a nevar violentamente y con un viento que daba vuelta los paraguas, sacaba los gorros….una verdadera lucha contra la natura. Pero filo, perrín, teníamos un itinerario que cumplir: recorrer los adorables canales del lado este (frío + nieve + lluvia….igual fue adorable) y los del lado sur. El día se nos fue como a las 4.30 pm, pero igual seguimos nuestra marcha, que terminó en el Red Light District.

Eso es impresionante. Es como ir a comprar zapatos a Providencia. Uno va por una calle con vitrinas, y las prostitutas se asoman, vestidas como enfermeras, o con ropa interior, escolares, piratas (cualquier cosa imaginable), le hacen ojitos a los paseantes, y si alguno está interesado, la chica abre la puerta, negocian todo fríamente, y al final el tipo entra y cierran la cortinita. Lo mas loco es que hay TODO tipo de chicas, para todos los gustos, gordas, orientales, gemelas, parejas, feas, bonitas, jóvenes, viejas, etc, y por leyes del estado todas deben cobrar la misma tarifa.

Le preguntaba al Tomás cómo era posible que, siendo tan open-minded, los holandeses no tuvieran un barrio rojo para las mujeres, o sea, donde hubieran chicos en vitrinas. Me respondió que se trató de instaurar, pero que sencillamente ninguna mujer contrataba los servicios de un prostituto. Nada de discriminación; puro libremercado.

El día terminó en el museo del Sexo, que es más bien un jugo más que cualquier intento de mirar el sexo desde una perspectiva cultural (e hicieron bien, por que en verdad todos los que entrábamos queríamos puro satisfacer nuestro morbo…y que mejor lugar que en Ámsterdam?). Ahí, entre maniquíes superdotados, falos gigantes, y pornografía de todas las épocas, nos reímos un buen rato y sacamos fotos (cuando preguntas en la boletería si está permitido sacar fotos te dicen que POR FAVOR saques todas las fotos que quieras).

Al día siguiente nos tomamos el día para recorrer los museos (nada me iba a poner a caminar e ese clima cruel de nuevo): el de Van Gogh y el Rijksmuseum (había otro, de arte moderno, pero que lo estaban modernizando). Fue un buen día, mucho más relajado y con aire calefaccionado. Vi los cuadros de Van Gogh y algunos Rembrandt y Vermeer (y quedé hasta la coronilla del arte del s. XVII, que son puros retratos de los burgueses de la época, escribiendo en libros de contabilidad y contando plata).

Lo mejor fue ese día en la noche, pues era el Día de Sinterklaas, que es como la versión Holandesa del Pascuero. De hecho, luce como una versión arzobispal ortodoxa de Santa, y tiene unos esclavitos negros que se meten por as chimeneas a dejarles regalos y galletitas a los chicos bueno y a raptar a los malos (se los llevan a España). Más tarde me explicarían que NO ES QUE sean racistas….sino que los esclavitos son negros por el hollín de las chimeneas (ajá). Bueno, la cosa es que los amiguillos internacionales del Tomás habían organizado una cena de Sinterklaas, a la que asistí. Conocí mucha gente que me cayó demasiado bien, entre ellos el compañero de depto de Tomás, la chica que daba la cena (una canadiense muuuy simpática), unas alemanas con quienes me reí mucho, unos polacos muy jugosos, una italiana loquísima y un alemán-internacional también muy divertido. Fue un ambiente muy rico, y me sentí muy bienvenida a pesar de que estaba colada en todos los sentidos posibles.

El último día mandamos al carajo los planes del itinerario, nos despertamos tarde y fuimos al mercado, donde me compré unos chocolates holandeses riquísimos, y luego recorrimos las tiendas y el mercado de las flores hasta que se me hizo hora de irme al aeropuerto. Recordaré con mucho cariño Ámsterdam, por lo lindo que era, por lo simpáticos que son los holandeses, por lo loco de su estilo, por la arquitectura de las casas (y por lo chuecas que están!), por los cisnes y patos en los canales.

Siempre que viajo hago el medio análisis freudiano sicoanalítico de los habitantes del país donde voy, de los italianos, de mi misma, etc. Esta vez no hice nada de eso, sólo me dejé llevar por la paz del lugar y sus waffles. Fue un viaje muy disfrutado.

La vuelta a Milano estuvo, como es ya costumbre, aventurera. Las aerolíneas low cost me tenían de regalo de Sinterklaas un retraso de dos horas en mi vuelo (parece que tienen muy poquitos aviones)…en realidad no me preocupaba el retraso, ya que estaba de muy buen humor, pero el problema iba ser encontrar locomoción de vuelta a casa, desde el aeropuerto. Hay unos buses que te llevan del aeropuerto a la estación central, pero se acaban a las 12 (al igual que el metro…asi que tampoco me servía mucho llegar a la estación central). Mi avión llegó a milano a las 12.30. Es decir, como a las 1 estaba en la puerta del aeropuerto sin saber muy bien que hacer. En el avión me hice amiga de unos chicos de Bologna, que además habían perdido su tren e iban a tener que pasar la noche en el aeropuerto :S Por suerte, escuchando los rumores de la gente que estaba en las mismas que yo, caché que había un bus que salía del aeropuerto y te dejaba en otra estación de trenes (que queda un poco mas cerca de mi casa)…así que por suerte pude subirme a ese bus antes de que partiera y llegar a la estación Cadorna, a las 3 de la mañana. Ahí, cansada y con frío, pero contenta con mi viaje y con mi Dunsmore’s luck, caminé a casa una media hora. Fue bueno igual, por que pude ver las decoraciones navideñas y la plaza del duomo vacías (lujo casi imposible de darse)

Ya caché que esto de tener problemas con el vuelo y hacerme amiguitos de adversidad es una constante en mis aventuras viajeras. En el bus hacia la estación conocí además a una chica siciliana muy amable. Me siento secretamente orgullosa por que nunca me preguntó si era extranjera o si hablaba español (si!!! un punto para Laura)





(vista de los canales)

2 comentarios:

Robert Dunsmore dijo...

HOLA LAURITA!
Qué buena que hayas retomado la actitud laid-back-filo-perrín-de-ahí-vemos... es un buen estilo de VIDA.
Qué rico verte tan contenta con tu viaje a las tierras bajas de Europa, por tus fotos y por lo que me has contado, se ve que fue increíble! Qué divertido que justo con Gus hayamos ido el día de Sinterklaas a una despedidad de puuuros holandeses, y hayamos visto las mini-galletas del negro Peter... qué tal coincidence shits!
Te felicito por ya ser toda una italiana, créase el cuento no más tía!
Mucha suerte en los exámenes!! Kick butts! Un abrazo bien grande,
Roby.

Robert Dunsmore dijo...

Ah! And may the dunsmore luck remain with you.. :)