Vuelvo a escribir después de un largo receso…Las veces anteriores, cuando me pasaba mucho tiempo sin escribir era por que estaba o triste o sin nada interesante que contar…(momento de confesión), pero esta vez no es así. Los días anteriores han estado excelentes, me he sentido muy bien.
Me ha pasado que de a poco voy descubriendo dónde estoy y qué lugar puedo ocupar acá. Me he pasado muucho tiempo pensando en lo que no tengo, en la plata que no puedo gastar, en la ropa y la moda que no tengo y en lo distintos que somos los milaneses y yo.
Pero finalmente llega la estabilidad. Ha ayudado muchísimo el, finalmente, tener amigos más cercanos. Con algunas personas ya pasamos la etapa de “conocernos” y hacernos preguntas rutinarias, y ahora podemos conversar de nuestros días, hacer cosas juntos y hasta tener algunas anécdotas y bromas. Los aperitivos y panoramas masivos son entretenidos, pero poco personales. En verdad, me da un relajo tremendo saber que hay personas con las que tengo afinidad, con las que puedo juntarme sólo a charlar, o ver una película, o caminar.
Además, creo saber ya lo que debo hacer en las clases, y me siento confiada de poder hacerlo bien. Tengo algunas que me motivan mucho, en especial “management de la industria de la música”, y otras que son medias lateras (como estética).
Últimamente, en especial después de mi viaje a Suiza, me he dado cuenta de las cosas que sí me gustan de Milan, de los amigos que tengo, de la plata que sí puedo gastar y los gustos que me puedo dar.
Milano (y seguramente Italia) es como una gran sobremesa…nadie quiere pasárselo mal, y cada persona tiene su propia forma de darse gustos. Algunos toman cafés en las esquinas, otros fuman como locos, otros se la pasan comprando ropa…otros comen y cocinan, otros caminamos cantando por las calles.
En mis momentos de tristeza me siento como si Milano fuera una caja fuerte y yo estuviera afuera, sin poder pagar nada, comer nada, hablar nada. Ahora siento que, por el sólo hecho de descubrir la dinámica de esta sobremesa, puedo jugar y pasármela rebien. Son cosas chicas, como descubrir algún aliño nuevo con el cual cocinar, o algún mercado de verduras, o como darme cuenta de que los cafés expressos o el vino no son malos como pensaba.
El otro día fuimos con Mark a un aperitivo, un domingo en la noche, todo esto me pareció tan claro! Caminando por las calles, con la temperatura perfecta, hablando de cualquier cosa y riéndome, pensé que era hora de preocuparme de lo que tengo a mi alcance y no de lo que me estresa (es lo que he denominado ser un poco más “Laura-Milano”, ojala funcione!)
El fin de semana me fui, como ya vieron en las fotos de Facebook, a Suiza. Me invitó Solly muy repentinamente, lo que interpreté como una llamada directa a Laura-Milano. Al día siguiente nos íbamos Tom (un alemán), Vikram (un indio), Solly y yo en el auto de Tom a Cunter. Este es un pueblecillo en los Alpes, que Tom conocía por que iba a vacacionar allí cuando chico. A mi me pareció medio fome por él…es como si yo me fuera a zapallar estando de intercambio…pero en fin.
Fue una locura, esto de Suiza…es la vez que más “en el primer mundo” me he sentido! Todo es TAN TAN limpio y perfecto.
Imagínense, había que pagar todo, pero no había ningún mecanismo de control. Los estacionamientos eran todos pagados, incluso en verano, donde no había NADIE usando los estacionamientos, las personas igual iban a las maquinitas y ponían la plata correspondiente al tiempo que iban a usar el estacionamiento. Con la basura es parecido. Por cada bolsa que botas a un basurero hay que pagar un impuesto de cómo 1 euro, que se deposita en una alcancía. Pienso que si en Santiago se pusiera alguna ley así, en primer lugar todos preferirían tirar la basura al suelo antes que pagar plata…además, se pelarían la alcancía el primer día.
En verdad, no podría vivir en un lugar así. Prefiero mil veces el estilo caótico de Santiago o Milano! Cuando manejábamos de vuelta, respiré aliviada al ver las caóticas carreteras italianas, la basura en las calles y las personas en los autos vecinos cantando las canciones de la radio en voz alta.
Sin embargo, fue increíble poder ver los Alpes desde adentro. Mis compañeros de viaje insistían en comprar agua mineral, cuando en la llave teníamos la auténtica agua de los Alpes Suizos! Además, se nos unió en el viaje un amigo Suizo de Tom, que nos cocinó comida tradicional (muchas papas, muucho queso y muuucho chocolate)
Pero lejos la mejor experiencia fue el segundo día, cuando fuimos a caminar por las montañas. Después de unas horas de paseo, nos encontramos con dos señores y una señora como de 60 años, sentados fuera de una casita de madera. Tenían una pinta de tiroleses!! Con Vikram estábamos maravillados de ver esta escena 100% Heidi, así que fuimos a saludarlos y les llevamos de regalo un chocolate Lindt que andábamos trayendo. Y fuimos el hit! Nos invitaron a todos a sentarnos con ellos, nos ofrecieron vino, vodka, chocolates y galletas, y nosotros a cambio compartimos con ellos nuestros quesos y panes. Eran 3 amigos que venían por el día a su casita en los Alpes, y estaban chochos de tener en su mesa unos chicos tan variopintos. Estaban ya medios encañados, y se sacaban fotos con nosotros. Uno de ellos incluso le mandó las fotos a su esposa por celular y después la llamó para contarle que estaba con un indio y una chilena, y nos hizo hablar por celular con ella…jajaja yo estaba tan chocha como ellos! Nos despedimos con grandes abrazos…nuestros propios amigos tiroleses!! (bueno, no eran tiroleses, pero fue una gran experiencia. No tengo fotos aún de eso, las estoy consiguiendo).
El resto del viaje, muy agradable. Me encantaron mis compañeros de viaje. A Solly ya la conozco, pero Tom y Vikram (y Jonah, el amigo suizo) fueron una muy buena sorpresa. Nos reímos mucho de los alemanes, los suizos, los indios y los chilenos. Además, encontramos muchas cosas que todos hacíamos, como jugar Uno, cantar los Beatles (por que si, llevé mi guitarra), comer chocolates, reírnos de tonteras, etc